Diecisiete casi, dieciocho
En
la vida de un adolescente o adulto joven es común salir a fiestas,
beber cerveza, socializar, etcétera. Esa es la vida que yo tengo
dentro de la escuela. Yo soy igual que cualquier otro adolescente.
Eso es lo que creen las personas con las que socializo. Pero en realidad tengo
ideas que nadie sabe y tampoco quiero que nadie se entere, porque quien lo sepa,
creerá que soy rara e incluso loca.
El
día de hoy fui a la escuela. Me levanté desde las cuatro de la mañana. Para
tomar mi primer camión tengo que caminar durante 15 minutos. El camino que
recorro durante este tiempo está lleno de árboles y unas cuantas casas que están
algo lejos de la carretera. Cuando paso por aquí no es muy común ver gente,
pero esta mañana vi a una persona parada en uno de los postes. Continué
caminando pero un poco nerviosa, ya que no se veía si era mujer u hombre, porque aún estaba oscuro, pero
seguí caminando y ahora más rápido.
Llegué
a la escuela, pasaron las horas hasta que llegó el momento de salir e irme a mi
casa. Durante el camino estuve leyendo. Pasé las dos horas de trayecto y por
fin ya estaba en mi casa. Entonces mi celular sonó y era un mensaje de mi
amigo, al cual había invitado a la fiesta de esta tarde. Él contestó que sí iba
a poder ir.
Pasaron
las horas y llego el momento de la fiesta. Ya que estaba ahí me llego otro
mensaje. Era de mi amigo, y preguntaba si podía salir un momento porque me
tenía que decir me algo. Entonces, emocionada salí, porque desde hacía tiempo él
me gustaba y esperaba que me dijera algo que me haría muy feliz pero solo
me dijo que no iba a poder estar en la fiesta porque tenía que ir a dar una tocada.
Yo desilusionada, le dije: “sí no te preocupes”. A la hora me llega otro
mensaje que decía: “oye, la verdad, no encuentro las palabras adecuadas para
decirte esto, bueno, en persona. La neta: me gustas mucho y quisiera ver si
podíamos intentar ser más que amigos. Espero tu respuesta con mucha ilusión,
chica”. Entonces comencé a pensar en los sentimientos que puede tener un ser
humano, pero creo que en realidad eso a veces no me importa, porque sigo
teniendo esos pensamientos que para otros son atroces pero para mí son la señal
de que soy capaz de sentir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario